En Santiago, esto me ocurre cuando voy al Centro Experimental Perrera Arte, al sur del río Mapocho, junto al Puente Bulnes y el Parque de los Reyes. Allí, un edificio que albergó un horno eléctrico de incineración de basura en 1927 y, más tarde, la perrera municipal -donde se incineraron perros vagabundos- muestra las huellas de su pasado como un sitio de abandono y dolor. Variadas memorias del período no olvidan los humos y olores de las cámaras de sacrificio de perros callejeros, en la década de 1970. Y estas se reproducen como memoria viva en cada rincón del hormigón y en cada graffiti de sus muros. Este “descubrimiento” inicial, cargado de resonancias emocionales, da paso a un relato más riguroso. [...]
[...] En agosto de 2025, con motivo de sus treinta años, Perrera Arte inauguró la XXX Muestra Anual de Artes Visuales. Esta primera etapa conmemorativa reunió a artistas visuales, performers y músicos, como Jorge Tacla, pintor chileno radicado en Nueva York, reconocido por sus paisajes urbano-gráficos desolados.
